Desde la política internacional hasta las situaciones más locales, las causas humanas encierran secretos que la razón no llega a cubrir. Sólo cuando se afrontan las causas, podemos modificar las consecuencias. Por tanto, discutir las consecuencias de los hechos, sólo llevan al enfrentamiento y a sufrir sus efectos.
En esta charla encontraremos la oportunidad de valorar hasta qué punto la madurez afectiva puede ser el gran paradigma del cambio.